
La situación que rodea a Isabel Albaladejo, representante de la ONU para los Derechos Humanos en Honduras, es compleja y está marcada por serias acusaciones y un trasfondo familiar complicado. La historia comenzó cuando Albaladejo intentó salir de Colombia con su hijo de 8 años, lo que desató un escándalo en el Aeropuerto El Dorado. La documentación que presentó para autorizar la salida del menor fue supuestamente falsificada, lo que llevó a su detención y a una serie de acusaciones en su contra, incluyendo intentos de secuestro y custodia arbitraria.
La narrativa se complica aún más con las acusaciones cruzadas entre Albaladejo y la familia paterna del menor. Albaladejo alega que su computadora fue hackeada por su expareja, Juan Manuel Rojas, quien se encuentra en prisión y enfrenta un pedido de extradición por denuncias de violencia y abuso. Por su parte, la familia de Rojas sostiene que Albaladejo está mintiendo y que su intento de sacar al niño del país era un intento de secuestro.
Además, emergen serias preocupaciones sobre el bienestar de los menores involucrados. Hay denuncias de abuso sexual que han sido corroboradas por evaluaciones médicas, lo que ha llevado a una intervención de las autoridades y a la custodia del niño por parte de la familia paterna en varias ocasiones.
El contexto del divorcio de Albaladejo y Rojas, que incluye supuestos abusos y problemas de salud mental en los niños, añade una capa adicional de complicación a la situación.
El caso está bajo investigación judicial, con ambas partes presentando denuncias y evidencias en un entorno ya tenso. Las decisiones de las autoridades migratorias y judiciales, así como el manejo de la custodia de los menores, serán cruciales en el desenlace de esta historia, que no solo afecta a Albaladejo y su expareja, sino que también involucra el bienestar de los niños en medio de un conflicto familiar altamente disputado.