
Cuando el Pastor se Convierte en Influencer: Un Llamado al Arrepentimiento
«Pero aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y aquellos que se humillan serán exaltados.»
— Mateo 23:12 (NTV).
El llamado pastoral no es un camino hacia la fama ni un escenario para exhibir poder y opulencia. Ser pastor significa imitar a Cristo en humildad, amor y servicio. Sin embargo, en nuestra realidad actual, vemos cómo algunos líderes espirituales han transformado su ministerio en una plataforma de influencia personal, olvidando su verdadero propósito: guiar a las ovejas del Señor.
La celebración de los 25 años de matrimonio de los pastores John y Adriana Bermúdez ha sido una muestra evidente de esta tendencia preocupante. En lugar de un evento centrado en la gloria de Dios, lo que presenciamos fue presuntamente un derroche de recursos, un espectáculo de vanidad donde los protagonistas fueron los pastores y no Cristo. Trajes hechos a medida, vehículos de alta gama, decoraciones florales costosas y una producción digna de una gala de celebridades fueron el reflejo de un liderazgo que ha perdido el rumbo.
¿Para quién es la gloria?
Jesús nos dejó claro en su ministerio que el verdadero liderazgo es el servicio. Lavó los pies de sus discípulos (Juan 13:14-15) y enseñó que el mayor en el Reino de los Cielos es el que se hace siervo de los demás (Mateo 20:26-28). Pero, ¿qué vemos hoy? Pastores que han elevado su imagen personal por encima de su llamado, que buscan ser vistos como figuras de poder más que como siervos de Dios.
La iglesia no necesita influencers; necesita guías espirituales. No necesita pastores preocupados por su imagen en redes sociales, sino líderes que se arrodillen con su congregación en tiempos de prueba.
El abuso del poder y la fe de los creyentes
No solo se trata de un evento lujoso. Las denuncias de miembros de la comunidad cristiana de algunas iglesias reflejan un problema mucho más grave: el abuso del poder pastoral. Testimonios de familias destruidas, finanzas comprometidas y decisiones manipuladas bajo el pretexto de la fe ponen en evidencia una distorsión del Evangelio.
Diezmos mal dirigidos: No se cuestiona el diezmo como principio bíblico (Malaquías 3:10), pero cuando se convierte en un requisito para ser bien visto por el pastor de alguna iglesia, se pervierte su propósito. Hermanos de algunas iglesias han testificado cómo han sido presionados a entregar grandes sumas, mientras que, en momentos de necesidad, la iglesia no les brindó ayuda.
Familias fracturadas por la idolatría pastoral: El llamado a servir a alguna iglesia no debe poner en riesgo la estabilidad del hogar. Sin embargo, se han escuchado testimonios de esposas que han descuidado su matrimonio e hijos por estar al servicio de una estructura eclesial que consume su tiempo y recursos.
Influencia política y control psicológico:
Algunos Pastores que se convierten en figuras políticas, manipulando decisiones de sus feligreses y ejerciendo un dominio más allá del ámbito espiritual. ¿Acaso no dijo Cristo que su reino no es de este mundo? (Juan 18:36).
La hipocresía del fariseísmo moderno
Jesús denunció con firmeza a los fariseos que amaban los primeros lugares, que vestían con esplendor y que exigían cargas pesadas a los demás sin mover un solo dedo para ayudar (Mateo 23:4-7). Hoy vemos la misma actitud en algunos pastores que viven en el lujo mientras sus ovejas sufren en silencio. ¿Es esto el evangelio de Cristo?
La iglesia no puede seguir siendo cómplice de esta idolatría pastoral. No se trata de juzgar sin misericordia, sino de exhortar con amor y verdad. Un pastor que se preocupa más por su imagen que por su congregación ha perdido su llamado. Un líder que no cuida a su rebaño con humildad y servicio debe arrepentirse y pedir perdón.
Un llamado al verdadero arrepentimiento
A los pastores que han caído en esta trampa del ego y la vanidad, la palabra de Dios es clara:
«Si mi pueblo, sobre el cual se invoca mi nombre, se humilla y ora, y busca mi rostro y se convierte de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.» — 2 Crónicas 7:14.
Es tiempo de volver a la esencia del evangelio. Jesús no vino a ser servido, sino a servir (Marcos 10:45). Un verdadero pastor sigue este modelo, no el de las estrellas de Instagram o los magnates de la fe.
Hermanos en Cristo, no dejemos que el brillo de los falsos pastores nos ciegue. Volvamos al verdadero Evangelio, donde la gloria es solo de Dios y el servicio es el mayor honor.
Este periodista , como persona bautizada en la Iglesia Cuadrangular en el año 2006 y que no me congrego en iglesias gigantes, sino en comunidades pequeñas de 10 a 20 personas, veo con tristeza y asco cómo este tipo de «pastores» se dejan llevar por los placeres del mundo y no cumplen con el propósito para el que fueron llamados, si es que realmente fueron llamados a servir.
Tuve la oportunidad de ser pastor en cualquier iglesia, pero encontré mayor propósito sirviendo a mis hermanos y hermanas fuera de una estructura, sin la guía de un pseudo-pastor influencer. Tengo un Hermano de sangre que es Pastor Misionero, del cual me siento orgulloso, El liderazgo espiritual no se mide por la cantidad de seguidores ni por el lujo con el que se rodea un pastor, sino por su capacidad de cuidar y guiar a su rebaño con amor y humildad.
La Biblia advierte claramente sobre los falsos pastores y profetas:
«¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! —declara el Señor—. Por tanto, así dice el Señor, el Dios de Israel, acerca de los pastores que pastorean a mi pueblo: Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no las han cuidado. Por eso, ahora yo me haré cargo de ustedes y les pediré cuentas por sus malas obras, declara el Señor.»
— Jeremías 23:1-2.
A quienes han convertido la iglesia en un espectáculo de vanidad y manipulación, les digo: ¡Arrepiéntanse y pidan perdón a sus ovejas! Ellos merecen respeto y verdadera guía espiritual, no ser explotados para alimentar el ego de un líder. Hoy disfrutan a costa de la fe de mis hermanos, pero cuando partan de este plano, el libro de la vida tendrá registradas sus acciones.